jueves, 12 de julio de 2012

Hysteria


Hysteria (2011)

Duración: 100 min. Director: Tanya Wexler. Guión: Stephen Dyer, Jonah Lisa Dyer. Música: Fotografía: Sean Bobbitt. Reparto: Hugh Dancy, Maggie Gyllenhaal, Felicity Jones, Rupert Everett, Anna Chancellor, Gemma Jones, Jonathan Pryce.
Inglaterra, finales del siglo XIX. Un joven doctor, con nuevos métodos, es despedido una y otra vez, de diferentes hospitales y consultas, chocando con una medicina tradicional, y anclada en remedios “caseros”, con escasa base científica. Sin embargo, la fortuna le sonríe, y obtiene una nueva oportunidad como ayudante de un doctor, especializado en la “Histeria femenina”. De su trabajo agotador como sanador de histeria, surge la idea de convertir un plumero, en un “consolador”, que hará las delicias del sexo femenino.
Las expectativas a la entrada de la sala de cine, eran mayores de lo que supondría la realidad, al finalizar la proyección. Algunos comentarios de producción la comparaban con el “Balneario de Battle Creek”, de Alan Parker. Ni de lejos... Quizá el único nexo de unión, sea la época histórica en la que transcurre. A este film, le falta, y esa es la realidad, lo que le sobra al “Balneario de Battle Creek: La ironía y sutileza, lo surrealista de algunas escenas, lo escatológico, o incluso la crítica mordaz sobre la época victoriana conservadora, que es, ante todo, hipócrita. “Hysteria”, se queda a medio camino. No termina de realizar ninguna crítica profunda; intenta construír un alegato sobre el feminismo, que queda insípido, sin contundencia. Ataca a la sociedad clasista, pero con tibieza. Y, al final, todo queda desdibujado y reducido a una simplona historia de amor. Lo único que salva el conjunto, son los momentos en que el joven médico atiende a sus pacientes. O las escenas geniales, en las que su amigo está experimentando con la tecnología de la época, entre ellas, el teléfono. Y por supuesto, el invento sexual. Echamos de menos, en esta película, un poco más de humor “gamberro”, con lo fácil que podía haber sido... Por el tema a tratar, por las situaciones a las que podía haberse enfrentado el protagonista... La directora, Tanya Wexler, (“Ball in the House”, 2001) ha conseguido reunir todos los tópicos posibles, cuando podía haber realizado un discurso mucho más contundente y sin concesiones al  final feliz, (“happy end”).
En el reparto, Hugh Dancy, solamente con presencia y juventud. Aunque parece un actor de televisión, con escasa profundidad, y una interpretación superficial. Jonathan Pryce, como el Dr. Robert Dalrymple, interpreta su personaje con brillante resultado. Rupert Everett, con un papel menor, se muestra muy creíble, llegando a dejar más huella que el propio protagonista. Maggie Gyllenhaal, desborda la pantalla. Con fuerza, resplandeciente..., aunque, en algunas ocasiones, sobreactuada. Felicity Jones, simplemente se limita a pasar por el film, sin brillar, ni destacar en ningún momento.
Mención especial para la banda sonora, que incluye nocturnos de Chopin, y música original de Gast Waltzing, con bellas melodías.
Una historia entretenida, con un intento de provocar, ironizar, pero se queda en un triunfo del amor, y no la rebeldía. Y dónde el sarcasmo podría haber sido mayor. Nada más que una producción algo mejor que la media de las que podemos encontrar en las salas de cine.