jueves, 22 de diciembre de 2011

The Artist


The Artist (2011)

Duración: 100 min. Director: Michel Hazanavicius. Guión: Michel Hazanavicius. Música: Ludovic Bource. Fotografía: Guillaume Schiffman (B&W). Reparto: Jean Dujardin, Bérénice Bejo, James Cromwell, John Goodman, Penelope Ann Miller, Missi Pyle, Malcolm McDowell, Ed Lauter.

Hollywood, año 1927. George Valentin, es una gran estrella del cine mudo, a quien la vida le sonríe. Pero, con la llegada del cine sonoro, su carrera corre peligro de quedar sepulatada en el olvido. Por su parte, la joven actriz, Peppy Miller, que comenzó de extra al lado de Valentin, verá impulsada su carrera a lo más alto, al firmamento de las estrellas.

Hubo un tiempo, en el que el cine era mudo, música en directo, para acompañar las gestas de los personajes, unos pequeños carteles para algunas frases, imposibles de expresar, gesticulaciones de los actores sobreactuadas, para acentuar los sucesos... Pero, esos actores, no supieron adaptarse al cine sonoro. Así por ejemplo, en “Cantar bajo la lluvia”, (Stanley Donen, Gene Kelly, 1952), existe una escena en la que un irritado director de cine, intenta que los actores reciten su diálogo ante el micrófono, y ellos no saben declamar, sólo hacer grandes muecas. La primera película sonora fue “El cantor de Jazz”, de Alan Crosland, en 1927, aunque su calidad visual no es la deseada, Warner Bros cambió el mundo del cine, y toda la industria, con el perjuicio para los actores que no se pudieron adaptar.

“The Artist”, es algo insólito en estos tiempos de cine sonoro, en 3D, con multitud de efectos especiales, con innumerable colorido… Los sentidos, en ocasiones, se confunden con tanta explosión, con los alaridos de multitud de personajes, con el Dolby Sorround que nos envuelve, y aturde nuestra percepción. Sólo un director, Michel Hazanavicius, (“Mes amis”, 1999), se arriega a presentar un producto en blanco y negro, y además sin sonido. Repetimos: Insólito. Ya en otras ocasiones, W. Allen lo hizo en “Manhattan”, (1979), cuando todos presagiaban que no debía hacer un film sin color. Después, Steven Spielberg, volvió a romper los cánones con “La lista de Schindler”, (1993), también con ausencia de color, salvo unas pinceladas, para que no perdiéramos de vista a un personaje. Estas dos excepciones, entre otras, fueron un éxito de público y crítica. Así podría suceder con “The Artist”, un film para cinéfilos, que si el público menos avezado, supera los prejuicios de ver una película muda, y además, sin color, podría acercarse a una gran comedia romántica sobre la industria del cine. Una excelente historia, bien construida y tejida, desarrollando los personajes, evolucionando...

Esta película, está llamada a convertirse en la gran triunfadora de los “Oscar”, dado que, ya posee 6 nominaciones para la antesala de la gala de Hollywood, los Globos de Oro, y también ha triunfado en Cannes, o el Festival de San Sebastián, y en los premios de la crítica de New York…

Los actores, increíbles. Sobre todo, Jean Dujardin, en el papel protagonista, que soporta perfectamente una técnica no basada en la voz, y sí, en cómo transmitir todo tipo de estados emocionales con su rostro. Bérénice Bejo, también reseñable, de pareja del protagonista, y con una química especial en la pantalla.

Excepcional película, una maravilla, fascinante, luminosa, atractiva, cine en estado puro, dotada de ese toque mágico que convierte lo sencillo en una obra maestra.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Política y Cine

Política y cine
Nadie, o casi nadie, está al margen de las elecciones generales, que se acometerán el 20 de noviembre. Por ello, y para dar muestra de que el cine también ha abordado esta temática, aprovechamos esta crónica para resaltar algunas películas sobre elecciones y política.
Por supuesto, habría que comenzar por “Ciudadano Kane”, pero esta película, ya la retomamos recientemente, y no necesita comentario. Sin embargo, es de obligada mención “El joven Lincoln”, (John Ford, 1939, con Henry Fonda y Alice Brady), mostrando sus humildes principios como abogado, hasta convertirse en el presidente por antonomasia de la Casa Blanca.
Michael Ritchie, dirigió una brillante película, “El candidato”, de 1972, con Robert Redford y Peter Boyle, en la que un candidato, un joven abogado idealista, se presenta al Senado de los EE.UU, por el estado de California, sabiendo que no tiene ninguna oportunidad, y, por ello, puede decir lo que piensa con total libertad, mientras aprende el oficio de político.
Sorprendente es “El estado de la unión”, (1948), del maravilloso Frank Capra. Con un sensacional Spencer Tracy, interpretando a un magnate, candidato a presidente, sabiendo que, su tarea implica también tener resuelta su vida privada. Separado de su mujer, (Katherine Hepburn), deberá rescatarla, para poder tener opción de victoria, y ella hacer el papel de abnegada esposa.
En esta misma línea, “El presidente y Miss Wade”, (Rob Reiner, 1995), es un film dulce y sensible. Muestra a un presidente viudo, que necesita, para que “la foto”, y su popularidad aumenten, de una figura femenina a su lado.
El actor, y director Tim Robbins, en “Ciudadano Bob Roberts”, (1992), de tono realista y documental, nos acerca a un cantante de folk, candidato al Senado, con intenciones oscuras. Será desenmascarado por un periodista, que descubre el verdadero programa político del cantante.
De las más ácidas y mordaces, encontramos “La cortina de humo”, de Barry Levinson, con guión de David Mamet. Protagonizada por De Niro y Dustin Hoffman, narra la historia de un presidente que decide inventarse una guerra, en un remoto país, para hacer un llamamiento al patriotismo, y tapar un escándalo de su gabinete. Esta producción, desvela el poder de los medios de comunicación para modificar la opinión pública, mediante la manipulación, la extorsión y el desvío de noticias.
El cine español, también ha tratado las elecciones, la política, como tema central de algunas producciones. Desde “El diputado”, (Eloy de la Iglesia, 1978), de pésima calidad, mal dirigida, peor guión, y mejor no hablar de las actuaciones… Pero que sirve, como casi documental, o estudio sociológico de una época, la transición. Un candidato homosexual, se ve acosado y chantajeado, para que renuncie su cargo.
Por supuesto, “El disputado voto del Sr. Cayo”, de Antonio Giménez-Rico, (1986), basada en una obra de Miguel Delibes, en la que un joven candidato, tras visitar “la España profunda”, coincide con el Sr. Cayo, quien, con su sabiduría popular, le enseñará la realidad del medio rural. Esta película, destila atmosfera de transición, y muestra cómo los políticos de entonces, eran capaces de rodar por esas carreteras, hasta los más recónditos lugares, para ir sumando voto tras voto.
Son muchas las muestras que el cine ha realizado en relación a la política y las elecciones, y sería imposible abordarlas todas. Incluso aquellas referencias que existen en la ficción científica, “La guerra de las galaxias”, (George Lucas, 1977), “El Imperio contrataca”, (Irvin Kershner, 1980), o “Amanece que no es poco”, (José Luis Cuerda, 1988), que, desde el humor, también reflejan la democracia, aunque de forma muy particular… En este caso, se hace votación hasta para la persona que ejercerá la prostitución o la promiscuidad…
Pero, en todas ellas, observamos un denominador común: Argucias, trampas, descréditos hacia el rival, destape de escándalos, manipulación…, enseñando que no han pasado de moda, y siguen vigentes las mismas estrategias, a día de hoy.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Somewhere

Somewhere (2010)
Duración: 98 min. Director: Sofia Coppola. Guión: Sofia Coppola. Música: Phoenix. Fotografía: Harris Savides. Reparto: Stephen Dorff, Elle Fanning, Chris Pontius, Michelle Monaghan, Kristina Shannon, Karissa Shannon, Alden Ehrenreich, Lala Sloatman.
Festival de Venecia: León de Oro - mejor película 2010.
Johnny Marco (Stephen Dorff) es un actor de gran éxito cuya vida de excesos y lujo, cambia por completo, cuando, sin previo aviso, se presenta su hija de once años (Elle Fanning), fruto de un matrimonio fracasado. Johnny es una estrella de cine que vive en un lujoso hotel de Hollywood, conduce un Ferrari, y sale con bellas mujeres, sin comprometerse con ninguna.
El cine, dentro del cine, es un tema recurrente, abordar una visión interior de la industria cinematográfica, por cualquier aspecto, actores, directores, rodajes, producción, la gloria o glamur, la decadencia, los excesos, o incluso, enseñar cómo se hacen las películas, ha sido una constante en la historia del cine. Sofia Coppola, es consciente de ello, y sabe que los referentes existen: “Sunset Boulevard” (Billy Wilder, 1950), “Vivir rodando” (Tom DiCillo, 1995), “El Ladrón de Orquideas” (Spike Jonze, 2002), en todas ellas, la autoreflexión, la crítica, o desvelar las miserias, o la soledad de los actores y actrices, en la cúspide de su carrera. Sofia Coppola, vuelve a elaborar una narración basada en enseñar el lado humano de una estrella de Hollywood, como ya lo hiciera en “Lost in traslation”, sumergido el protagonista, en una tristeza, y una rutina, de la que no puede escapar.
Sofia Coppola, sabe que el silencio en una película, es tan importante, como un diálogo, o una buena imagen; forma parte de su lenguaje, del código, que emplea para mostrarnos una realidad. En algunas ocasiones, es un personaje más, que revolotea en los momentos de introspección de los personajes. Sin embargo, en “Somewhere”, creemos que ha abusado un poco de este recurso. Pero, no por ello, sigue teniendo el mismo efecto, o importancia, que en ocasiones anteriores.
Este film, pudiera considerarse menor, con respecto a sus otras películas, pero hay una genialidad innegable, mostrar los pilares que componen el ritual de la creación de cine. Además, Coppola, tienen oficio, sabe componer planos, con un sentido estético bello, hermosos, dando importancia a pequeños detalles, buscando que cada plano transmita, que no sean superficiales, e intentando mostrar con imagen, lo que sienten los protagonistas. Todo ello, ayudado por la estupenda fotografía de Harris Savides (“Zodiac”, “Harvey Milk”).
El reparto es poco convencional, un Dorff, reconvertido a actor, de verdad. Con este papel, ahora le tomarán en serio, logrará que se le preste la atención necesaria, si bien, estas virtudes nuevas son fruto de la dirección. Elle Fanning, la joven actriz, muestra naturalidad en cada plano, creíble, y parece que no está actuando.
En lo referente a la banda sonora, nuevamente “Phoenix”, la banda de Thomas Mars, el marido de la directora. Una banda sonora rotunda, hecha a medida, en la que se compenetran bien sonido e imagen.
Película muy recomendable, pero que debe hacerse con una lectura cuidada, y abierta a otro idioma fílmico, al que no estamos acostumbrados.

Más allá de la vida

Más allá de la vida (Hereafter, 2010)
Duración: 129 min. Director: Clint Eastwood. Guión: Peter Morgan. Música: Clint Eastwood. Fotografía: Tom Stern. Reparto: Matt Damon, Cécile de France, George McLaren, Frankie McLaren, Lyndsey Marshall, Bryce Dallas Howard, Jay Mohr, Thierry Neuvic, Richard Kind, Rebekah Staton, Declan Conlon, Stéphane Freiss, Marthe Keller, Derek Jacobi.
Narra paralelamente la historia de tres personajes que han tenido algún tipo de contacto con la muerte: Una periodista de la televisión francesa, que estuvo a punto de morir durante el tsunami que asoló el Sudeste asiático en las Navidades de 2004; un niño de Londres, que pierde a la persona que más quería en un terrible accidente, y un norteamericano con el poder de comunicarse con los muertos. Tres personajes con el denominador común de la soledad, la incomprensión, y cada uno con una opresiva necesidad.
El director Clint Eastwood parte de tres historias distintas, inconexas, y conforme pasan los minutos, estamos intrigados en cómo conseguirá cruzar todo, mezclar las vidas de los tres, pero lo consigue. Este film nos introduce en una historia para reflexionar, examinando líricamente nuestros miedos más oscuros y nuestras creencias más arraigadas. Ante un tema tan delicado como es la parapsicología, Eastwood, no toma partido, simplemente expone, narra sin posicionarse, y deja que todo fluya, con un lenguaje de cine clásico, directo, agobiante, emocionante, melancólico… Creemos que esta película quiere reflejarnos la incapacidad de un mundo para ver más allá de lo físico, encadenados a la realidad.
Eastwood, saca lo mejor de un actor, los hace reales, y con niños, insuperable, con unos maravillosos George McLaren y Frankie McLaren; una sensacional Cécile de France, y en lo referente a Matt Damon, volvemos a agradecer que tenga papeles en los que no tenga que salir corriendo y “pegando tiros”, en cada secuencia, pero no destaca en su interpretación, un poco plano, poco expresivo, no parece cómodo con su papel. Añadir que Bryce Dallas Howard, con su pequeño papel, destaca, y hace de contrapeso a la sobriedad de Damon.
La fotografía de Tom Stern, demuestra que es un genio con la luz, que pueda dotar a cada personaje de una coloración especial, de un brillo de luz propio. Luces y sombras que aportan un matiz especial en cada secuencia, creando atmosferas diferentes a cada minuto.
Una buena película, en la que quizá el final sea un poco decepcionante, estamos expectantes deseando una gran conclusión, algo que sea contundente, pero termina simplemente con la evolución o superación personal. Y un comienzo de película sublime, es un manual de cómo rodar una catástrofe natural, el tsunami del Sudeste asiático, con una brillantez que ya quisieran otras muchas películas del género de catástrofes, y que algunos directores, como Emmerich (“2012”), llevan muchas películas intentado, sin que se noten demasiado los efectos especiales. Una película de Eastwood menos buena, podría ser una gran película de cualquier otro director.

Mammuth

Mammuth (2010)
Duración: 90 min. Director: Benoît Delépine, Gustave de Kervern. Guión: Benoît Delépine, Gustave de Kervern. Música: Fotografía: Hugues Poulain. Reparto: Gérard Depardieu, Yolande Moreau, Isabelle Adjani, Benoît Poelvoorde, Philippe Nahon, Bouli Lanners, Serge Larivière, Dick Annegarn.

“Mammuth”, Serge, (Gérard Depardieu), trabaja en un matadero. De figura oronda y muy tímido, acaba de cumplir sesenta años. Para celebrar su jubilación, sus compañeros organizan una fiesta de despedida. Desde los dieciséis años, Serge se ha ganado la vida en los más diversos trabajos, sin faltar ni un día, ni siquiera por enfermedad. Pero, cuando cree llegado el momento de descansar, surge un problema de difícil solución. Al arreglar los trámites administrativos relativos a su pensión, encuentra que hay irregularidades, en algunos de los trabajos que realizó. Para conseguir aclarar esas lagunas en su informe de vida laboral, emprenderá un viaje al pasado. Recorrerá lugares, retomará amigos y antiguos compañeros de trabajo, familiares que había olvidado…, hasta desviarse del auténtico motivo que le impulsó a iniciar el viaje, cuando la memoria del primer amor le provoca amargos recuerdos.
Los irreverentes directores, Benoît Delépine y Gustave de Kervern, que demostraron con “Louise-Michel”, (2008), un cine raro y desmedido, vuelven a rizar el rizo, a llevar a sus personajes al límite, con el surrealismo al que nos tienen acostumbrados. Aportan un muestrario de personas raras, diferentes, pero del todo reales. “Mammuth” es una “road movie”, llegando a la locura, en la que el protagonista cae a las profundidades, observando una realidad que supera cualquier ficción. Sin embargo, en un intento de producir tantas situaciones surrealistas, rebosar excentricidad, pierden el tono conmovedor del viaje. Esta película, recuerda al cine de Ken Loach, un drama que torna a risa, una forma de quitarle amargura, para poder proseguir. Contemplando crudamente el drama, no tendríamos fuerzas para continuar. Woddy Allen afirma: “Comedia” es la suma de drama más tiempo. Pero en ocasiones, ni el tiempo hace falta para tomarnos todo con humor. También apreciamos ciertos momentos que enlazan con el cine de Sofía Coppola, unos silencios y reflexiones interiores, momentos de soledad, que no importan a nadie, sólo a los directores del film.
El comienzo de la película es impresionante, pero se va difuminando un poco, y sólo un gran Depardieu, como siempre, arrastra la obra, hace que funcione, llegando a identificarnos con un personaje melenudo y tosco, de gran humanidad, al que la vida sólo le ha enseñado a trabajar, para después descubrir que no ha hecho nada más. Acabar el camino, jubilarse, y ver que existían bifurcaciones que nunca tomó. Yolande Moreau, como pareja de Depardieu, consigue transmitir la sencillez y cercanía de la gente normal, en un papel muy meritorio.
“Mammuth”: Un momento de revisión y reflexión, una mirada nostálgica, un reencuentro con el pasado, y la idea de que las personas cambian con el tiempo. En definitiva, un viaje hacia la libertad interior.