jueves, 20 de septiembre de 2012

Con “phe”: El nombre


Con “phe”

El nombre (Le prénom, 2012)

Duración: 109 min. Director: Alexandre de La Patellière, Mathieu Delaporte. Guión: Alexandre de La Patellière, Mathieu Delaporte. Música: Jérôme Rebotier. Fotografía: David Ungaro. Reparto: Patrick Bruel, Valérie Benguigui, Charles Berling, Guillaume de Tonquedec, Judith El Zein, Françoise Fabian.

En una, aparentemente inofensiva, cena de amigos, unidos por vínculos afectivos y familiares, se anunciará el nombre que recibirá el futuro bebé de una de las parejas. Una broma llevada al límite, sin poder pararla, sin control, desencadenará una explosión, se desenterrarán viejas rencillas, y se reabrirán heridas que ya se creían cicatrizadas. Culpas, secretos, mentiras… 

El cine francés es una máquina bien engrasada, gozando de buena salud, y, lo más importante,  del favor del público adulto. También es cierto, que tienen una protección al cine, con cuota de pantalla del 40% anual del cine proyectado. Así pues, con esa protección, pero con mucha efectividad, llega “El nombre”, una adaptación de los directores Alexandre de La Patellière y Mathieu Delaporte, de su propia obra teatral. El planteamiento funciona. Ya lo demostró Polasnki en “Un dios salvaje”, adaptando la obra de Yasmina Reza. Trasladar una obra de teatro al cine tiene sus riesgos: Mantener al espectador en una misma localización, atrapado en un mismo espacio, con unos personajes que no hacen otra cosa que hablar, y hablar... Woody Allen siempre ha sido el director de este planteamiento, que los personajes interactúen en un minúsculo apartamento, y no sustente el film, nada más que sus trivialidades. Si bien, estábamos asustados..., por si esta película era una simple copia,  utilizando una fórmula, e imitándola. Pero, no. El film posee diferencias notables con Yasmina Reza o con Polanski. Todo radica en los insertos que aluden a algunas de las conversaciones, o que ilustran algunos de los pensamientos de los personajes. También, un nervioso montaje, con planos cambiantes, para que diálogos e imagen vayan paralelos. No hay pausa en dos horas de metraje, que sabe a poco. Con inevitables referencias de su cine patrio, muy acertadas, en el prólogo: “Amelie”, (Jean-Pierre Jeunet, 2001),   “La cena de los idiotas”...
El film de Polanski, o la obra de Reza, querían profundizar en cuestiones de orden moral y social, con un aire más intelectual, como si aquellos que fueran letrados en arte y literatura, no pudieran gritar, decir palabrotas, o hablar de trivialidades. “El nombre”, sí se atreve a poner en situación a varios personajes de gran cultura, para hablar de lo que todo el mundo habla. Este hecho ha sido criticado por varios gurús de la crítica cinematográfica española, por el supuesto exceso de grosería o vulgaridad. Nada más lejos. Aunque sean situaciones tópicas o  cotidianas, no dejan de ser dramáticas.
Además, esas situaciones existen, y a todo mortal le pueden suceder. Eso lo demuestra “A casa por vacaciones” de Jodie Foster.
El reparto, un grupo que funciona. Con la gran presencia de Patrick Bruel, en ocasiones algo desbocado, pero creíble. Charles Berling, un verdadero profesional. Guillaume de Tonquedec, menos convincente, lo mismo que Judith El Zein, que no termina de entrar en el film.
Una de esas películas generadoras  de grandes  risotadas que se prolongan a lo largo de toda la película, y por toda la sala de proyección, dejando ecos de las mismas a la salida del cine.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Headhunters

Headhunters (Hodejegerne, 2011)

Duración: 98 min. Director: Morten Tyldum. Guión: Lars Gudmestad, Ulf Ryberg (Novela: Jo Nesbø). Música: Fotografía: John Andreas Andersen. Reparto: Aksel Hennie, Synnøve Macody Lund, Nikolaj Coster-Waldau, Joachim Rafaelsen, Gunnar Skramstad Johnsen, Lars Skramstad Johnsen, Signe Tynning, Baard Owe.
Roger es un reputado cazatalentos noruego, que vive en una maravillosa casa de campo con su esposa Diana. En realidad, está viviendo muy por encima de sus posibilidades… Si puede mantener ese ritmo de vida, es gracias a que se dedica a robar obras de arte. En la inauguración de una galería, su esposa le presenta a Clas Greve. Es el candidato perfecto para un cargo de director general que está buscando, y propietario de una pintura muy valiosa. Roger cree que le ha llegado la oportunidad de alcanzar definitivamente la independencia económica, y comienza a planear el robo del cuadro. Todo desembocará en una persecución y en una sucesión de acontecimientos inesperados.
Un film que no ha hecho ruido. No sabíamos de él, parecía invisible, no existía. Y, una noche, jugando al descarte de la cartelera del cine, entre aquellas películas que uno se niega a ver, y las que has visto ya, se encuentra con “Headhunter”. El cine noruego, cuando acierta, lo hace de pleno. Buen ejemplo es ”Déjame entrar”, del director Tomas Alfredson.
Una película extraordinaria, mezcla de acción, robos, espías y la lucha por sobrevivir. Personajes raros, al estilo de los hermanos Coen, en un “Fargo” nórdico. Desfilan situaciones grotescas, con humor negro y abundante cinismo.
Guión bien trazado, con ritmo, ágil, giros insospechados, en los que el espectador no controla lo que sucede, y mucho menos puede imaginar qué está ocurriendo. Trampas de guión hasta para un espectador que crea haberlo visto todo, o piense que no es fácil engañarle. Y unos personajes bien definidos, con facetas, aristas y dobles intenciones. Un mundo en el que aparentar y poseer una posición, lo es todo. También contiene su dosis de crítica, en la que cuestiona si acaparamos más de lo que necesitamos, o simplemente nos dejamos arrastrar por la corriente.
Notables interpretaciones, tanto del protagonista,  Aksel Hennie, que roza la perfección cuando se le somete a límite, tanto en lo interpretativo, como en el aspecto físico. Y un conocido Nikolaj Coster-Waldau, por su papel en la serie televisiva “Juego de tronos”, que desborda la pantalla. Su sola presencia hace temblar al espectador, aunque, en algunos momentos se excede en su caracterización de “villano”.
Espléndida dirección de Morten Tyldum, (“Buddy”, 2003), que ha asimilado correctamente los cánones del thriller americano, pero con la personalidad nórdica. Dirección fría, áspera, pero que sabe poner todo en el lugar adecuado, y no dejarse arrastrar con ligereza, en lo que sería más rentable visualmente: los artificios del cine de Hollywood.
Una verdadera sorpresa, de la que el cine americano tendrá a bien hacer una versión, suponemos, destrozando su frescura y su potencia visual. Formidable película, recomendable para aquellos que quieran recordar los buenos tiempos del cine negro, en los que, no sólo es importante la acción, sino en los que un gesto, una mirada o una frase, suponen la diferencia entre la verdad o la mentira. 

viernes, 7 de septiembre de 2012

CINEMATOGRAFÍA MASIVA

CINEMATOGRAFÍA MASIVA

Recordamos, no sin cierta nostalgia, los tiempos en los que, durante las tardes de verano, se cumplia un ritual sagrado. Acudir al cine “Astoria”... Sesiones interminables, en las que tuvimos la oportunidad de aprender de la vida, transportarnos a otros lugares, conocer lejanas galaxias… En un sólo verano, cientos de películas, a precios que parecían de ficción... Unos bonos, con los que podías entrar a las 4 de la tarde, y salir a las 10 de la noche. Dos o tres películas seguidas. Sin pestañear. Con una bolsa de regaliz, y las ganas de asombrarte. Ciclos de cine clásico, moderno, en blanco y negro o color... En esa sala, se forjó una gran parte de nuestra pasión por el cine. Luego otras salas, como la del “Pax”, de Zaragoza, con igual planteamiento. ¿A qué viene tanta nostalgia...? Con la subida del IVA, del 8% al 21%, los cines tienen fecha de cierre. Somos poco partidarios de los “multicines”, pero creíamos que eran su única salvación, para que la magia de un proyector iluminara la sala, y siguiera vivo el romanticismo. Sin embargo, no van a ser los problemas asociados con internet los que cierren los cines, con las descargas ilegales, por encima de los derechos de autor. Sino la subida de impuestos a la cultura, al cine... Pero al consumidor directo, a aquel que hace posible que la industria siga girando. El Presidente de la Asociación de Salas de cine de España, afirma que el 50% de las salas, podrían cerrar el próximo año. No es descabellado. Sí, los precios ya eran muy altos. Pero, ahora son prohibitivos. Entre 7,90 € y 10 € la entrada. Por un poco más, hasta podrías comprar el DVD. Es realmente desmedido, tanto su impuesto, como su coste. Un lujo. En algunas películas, y en sesiones de madrugada..., los cines están vacios. Y eso es una cuestión de planteamiento de la propia sala. Malas películas, que no merecen ser pagadas. Semanas, en las que ir al cine es imposible, si pretendes ver calidad. Preferiría antes un clásico, que probar suerte con un estreno. No dudaríamos, muchas personas, en ir a ver al cine grandes títulos, que sólo hemos visto en un televisor. Con precios razonables, pagaríamos gustosos para volver a ver cine de verdad: “2001”, “Ran”, “Ben-Hur”, “55 días en Pekín”, “Trainspotting”, “Pulp Fiction”, “Matrix”, “El padrino”…

Ya basta con el hecho de que la cultura se castigue con impuestos al que la consume. Y, además, los cines, si quieren sobrevivir, deberán plantear fórmulas alternativas, como reposición de películas, ciclos, bonos, “tarifas planas”, descuentos… Con todo, algunas salas van a asumir la subida de precios, momentáneamente, para no perder clientes. Pero, afirman que no saben durante cuánto tiempo podrán mantener esta situación.

La nostalgia, es por la tristeza de saber que muchas generaciones no van a vivir esa entrañable experiencia de contemplar las películas en una sala de cine... Sino que las verán en una pantalla de ordenador, en un televisor de plasma, en una “tableta”, o en su móvil. Y..., no es lo mismo. Sobre todo esa sensación de que no puedes parar la película, de que no tienes dominio sobre lo que ves, ni nada te puede interrumpir... Eso es ir al cine. Pero, con este planteamiento, tanto del Estado, como de los propios cines, estas experiencias pueden terminar. Desgraciadamente, la cruda realidad se impone...