Moonrise Kingdom (2012)
Duración: 94 min. Director: Wes Anderson. Guión: Roman Coppola, Wes Anderson. Música: Alexandre Desplat. Fotografía:
Robert D. Yeoman. Reparto: Jared
Gilman, Kata Hayward, Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand,
Tilda Swinton, Jason Schwartman, Bob Balaban, Harvey Keitel.
Años 60. La huida de dos jóvenes
amantes: Sam, aprovechando un campamento scout, y Suzy, escapándose de casa,
lleva a sus familias, policía y amigos, a salir en su búsqueda, por toda la
isla. Así quedarán de manifiesto viejos rencores y ocultas relaciones
románticas, entre algunos de los personajes que participan en la investigación.
Una “extraña” película del
director Wes Anderson, al que le gusta indagar en la mente infantil, con sensibilidad, atemporalidad y estética
cuidada. Excentricidad, aventura y un mundo especial, que sólo puede salir de
la imaginación de un niño. Esa es la
carta de presentación del director de “Los Tenenbaums” y “Viaje a Darjeeling”.
Unos niños, diferentes, con pocas habilidades sociales, enamorados de su propia
rareza, de su forma diferente de entender el mundo. Se han encontrado, de
pronto, en un mundo complejo, en el que no encajan, y al que no quieren
pertenecer. Dos almas gemelas, que desean ser uno, fusionarse. Por ello, se
escapan, para vivir su apasionado amor, con toda la inocencia posible. Una
playa, un fuego junto a la tienda de campaña, y la lectura de un libro, que los
une para siempre. Desarrollarán un viaje iniciático para conocerse, para vivir
una aventura en la que sólo existan ellos. Una fábula entre “Romeo y Julieta” y
“Peter Pan”, con paralelismos de “Blancanieves”. Sam, un niño que no quiere
crecer, pero que pretende experimentar vivencias de adulto. Un Peter Pan
vestido de boyscout con gafas de
pasta, blandiendo su escopeta de perdigones, para rescatar a su princesa, Suzy.
Ella, una cenicienta atrapada, incomprendida, rara. Las referencias son muchas,
y muy complejas, como siempre ocurre con éste director, y con el otro
guionista, un miembro de la saga familiar Coppola, Roman Coppola.
El reparto, un lujo… La presencia
de Bill Murray, como sufrido padre y esposo, un pequeño papel, que deja huella.
Edward Norton, increíble, en su personaje de jefe scout, entre ridículo y
adorable. Frances McDormand y Bruce Willis, sensacionales. Sobre todo Willis,
al que cada día le sienta mejor su madurez, y que aporta los silencios y
penumbras de un hombre solitario y perdido en el mundo. Por supuesto, los
niños, Jared Gilman y Kata Hayward: Entrañables, tiernos, excéntricos, sin caer
en lo absurdo.
Una historia distinta, que no
dejará indiferente a nadie. Personajes excéntricos, sólo al principio,
familiares después, con muchos puntos de conexión con el espectador. Un film, en
el que Wes Anderson, refleja una vez más, la reivindicación de la infancia y
preadolescencia. La negación a madurar, a crecer, a seguir los cauces
esperados, a ser etiquetado en la sociedad. Un alegato, también, de la lectura
y los discos de vinilo. Intimista, plena
de afecto y excepcionalmente única.
Guillermo Pérez Pérez y Enrique
Pérez Tudela