Siete psicópatas (Seven Psychopaths, 2012)
Duración: 109 min. Director y guión: Martin McDonagh. Música: Carter Burwell. Fotografía: Ben Davis. Reparto: Colin Farrell, Sam Rockwell, Christopher Walken, Woody Harrelson, Tom Waits, Abbie Cornish, Olga Kurylenko, Gabourey Sidibe, Harry Dean Stanton, Kevin Corrigan, Zeljko Ivanek, Michael Stuhlbarg, Michael Pitt.
Marty (Colin Farrell), es
un escritor que no llega a fin de mes, sueña con terminar un guión
titulado Siete Psicópatas. Billy (Sam Rockwell) es su mejor amigo, un
actor sin empleo que quiere ayudar a Marty en el guió, y que además, en
sus tiempos libres, se dedica a robar perros a cambio de recompensa,
junto a otro personajes peculiar, Hans (Christopher Walken), un hombre
religioso de pasado violento... Un mal día le roban un Shin Tzu al
hombre equivocado: Charlie (Woody Harrelson), un gangster imprevisible y
extremadamente violento. Marty va a conseguir toda la inspiración que
necesita conviviendo con personajes fuera de control, psicópatas reales,
intentando sobrevivir a los acontecimientos.
Martin
McDonagh vuelve a sorprender, después de una primera película peculiar y
que pasó desapercibida, “Escondidos en Brujas”. En esta ocasión, algo
más alocada, con las lecciones de los maestros del género. Por una
parte, el director, ha bebido de Oliver Stone, “Asesinos natos”, (cuando
no se ajusta a los cánones). Por otra parte, evidente, no descubrimos
nada, se aproxima a Tarantino, tanto por la violencia extrema, como por
el cinismo que destila. Esas son las credenciales de la película que
despliega más ingenio que contenido. Ingenio por todas las acrobacias
del guión, la poco convencional forma de narrar, las piruetas escénicas,
giros del destino, y truculentos cruces de los personajes en el tiempo.
Sin embargo, ese ingenio, es el que aparca los inconvenientes del
contenido, que a veces el director no controla, se le escapa, y podría
haber sido un desastre. Pero, la audacia del director y una cuidada
dirección de los actores, hace que remonte la película y queden más
aspectos positivos en su conjunto.
En
el reparto, coral, y sin necesidad de que haya un protagonista claro,
(todos gozan de su metraje en solitario, con la misma intensidad),
encontramos a un dudoso Colin Farrell, que no termina de funcionar, con
una pose de “pasar de todo”, que no hace gracia. Sin embargo, Sam
Rockwell es el actor que está en su sitio, y compensa bastante a su
compañero Farell. Christopher Walken con la talla de un gran actor, muy
bien perfilado, y correcto. Woody Harrelson, quien no encuentra en
Hollywood su camino, ni su gurú, en “7 psicópatas” llega a recordarnos
al pesonajes de la película de Oliver Stone, antes mencionada, con
profesionalidad. Por supuesto, el placer de ver en pantalla a Tom Waits,
quien ejerce de "verdadero" psicópata.
Un
film para aquellos que no tengan prejuicios, aguanten minutos cercanos
al gore, con toques de violencia gratuita, y que la sangre parezca que
salpica a la cámara. Una película que se escapa de los convencionalismos
del cine comercial. Entretenida, ingeniosa y ácida.