jueves, 21 de enero de 2010
Up in the air
Up in the air (2009)
Duración: 109 min. Director: Jason Reitman. Guión: Jason Reitman y Sheldon Turner. Música: Rolfe Kent. Fotografía: Eric Steelberg. Reparto: George Clooney, Vera Farmiga, Anna Kendrick, Jason Bateman, Tamala Jones, J.K. Simmons, Danny McBride, Chris Lowell, Zach Galifianakis, Steve Eastin.
Ryan Bingham es un experto en despidos. Una ejecutivo implacable que comunica “la mala noticia” del despido, dado que sus jefes no tienen el valor de hacerlo. Lo hace dominando sus sentimientos, acostumbrado a que los afectados, muestren cara de estupor, indignación, furia o caigan en sollozos. Siempre muestra a sus despedidos, una sonrisa, hasta simpatía, incluso a aquellos que le reprochan la forma de ganarse la vida con el sufrimiento ajeno. Sin embargo, Ryan lleva mucho tiempo sin un hogar. Vive en hoteles, viaja en avión, soltero, sin compromisos, disfruta de cada viaje, llevando consigo su maleta con ruedas, sin necesidad de retornar a su casa, a su hogar. Su vida se alterará cuando conozca en un bar de hotel, a su homóloga profesional, incluso con cierto parecido psicológico. Después de que se conozcan, intentan ajustar sus agendas para verse en alguna que otra ciudad. Otra línea argumental se traza en el cambio de orientación que se quiere dar a los despidos, a través de un servicio telemático. Una joven brillante, recién salida de la Universidad se sumará a los viajes del protagonista, para analizar lo qué hace y cómo. Ryan teme que le encierren en una oficina y pierda su estilo de vida.
Podríamos decir que “Up in the air”, trata sobre la pérdida de la libertad, sobre la reflexión de lo que es tener un hogar, o no tenerlo. De su necesidad, impuesta por los cánones sociales, o de cómo poder hacer de tu casa, un hotel tras otro, una ciudad tras otra. Le dan miedo las relaciones, además no encajan en su agenda. Pero más teme perder este estilo de vida. No termina de visualizar lo que sería vivir siempre en su casa de Omaha. Su maleta representa la libertad. Si la llenamos de objetos o de personas, dejamos de ser libres.
Jason Reitman, en directo, lleva demostrando talento para crear antihéroes provocativos, contar historias humanas, graciosas, a la vez que tristes, con personajes que, a priori, no deberían provocarnos empatía. Buena muestra fueron: “Juno” (2007) y “Gracias por fumar” (2006). Reitman es un buen director de actores, domina los ritmos, va acelerando (viajes, despidos), y frenando (conversaciones y relaciones personales).
En cuanto al reparto, George Clooney, Vera Farmiga y Anna Kendrick, forman un triángulo perfecto. Unas excelentes interpretaciones, con posibilidades de “oscarizar” su trabajo. Del trío, sorprende más Kendrick, que muestra mucho más talento del que pudo desplegar en la saga “Crepúsculo”.
Este film se basa en la novela de Walter Kirn, de la que tras dos borradores, Jason Reitman y Sheldon Turner llegaron a desplegar esta joya de guión y de película, con posibilidades de convertirse en un clásico.
domingo, 17 de enero de 2010
Celda 211
Celda 211 (2009)
Duración:110 min. Director: Daniel Monzón. Guión: Daniel Monzón, Jorge Guerricaechevarría. Música: Roque Baños. Fotografía: Carles Gusi. Reparto: Luis Tosar, Alberto Ammann, Antonio Resines, Carlos Bardem, Marta Etura, Vicente Romero, Manuel Morón, Manolo Solo, Fernando Soto, Luis Zahera, Félix Cubero, Joxean Bengoetxea, Jesús Carroza.
El día en que comienza a trabajar en su nuevo destino, como funcionario de prisiones, Juan se ve atrapado en un motín carcelario. Haciéndose pasar por un preso más, luchará para salvar su vida e intentar dar fin a la revuelta. El joven, tendrá que jugársela a base de astucia, mentiras y riesgo, sin saber todavía qué paradójica encerrona le ha preparado el destino.
Para muchos, esta es la mejor película española de los últimos tiempos (Carlos Boyero: “El país”, y Sergi Sánchez: “Fotogramas”). No van desencaminados. “Celda 211” es una película del género carcelario, y se hace inevitable recordar algún título: “Brubaker” (1980, Stuart Rosenberg), “Papillón” (1973, Franklin J. Schaffner) y “La fuga de Alcatraz” (1979, Don Siegel).
Así como el tema de la cárcel, suele enfocarse en las fugas e injusticias, “Celda 211” trata de un motín. Pero desde el lado del “carcelero”, acorralado con los propios reclusos, al otro lado de los barrotes. Quizá tenga cierto parecido con “Natural Born Killers” (1994) de Oliver Stone. Aunque, en esta ocasión, es más una narración tensa e inteligente, frente a la violencia explícita de la película de Stone.
La dirección de Daniel Monzón (“La caja Kovak” 2005), sobria, sin florituras, escasa de artificios, en la que minuto a minuto, mantiene al espectador atento, para culminar de un modo respetuoso, coherente y firme: Estilo directo, realista y crudo.
Monzón dota de autenticidad a su film, gracias a la utilización de un espacio real (una antigua cárcel, cerrada hace 12 años). Se agradece que optara por escenarios reales, a decorados.
“Celda 211” demuestra la importancia de un buen “casting”. Elegir bien a los actores, incluso rechazando a las “estrellas” del cine español. Luis Tosar (“La flaqueza del bolchevique”, 2003), como “Malamadre”: Colosal, muy crecido como actor. Destacamos a Alberto Ammann, “desconocido” actor que sin llegar a la altura de Tosar, da una lección de cómo soportar el peso del film y plantar cara a actores con más tablas. Sin embargo, Antonio Resines aceptable, por lo menos, se desmarca de sus trabajos televisivos y cambia de registro.
En cuanto al guión, basado en la novela homónima de Francisco Pérez Gandul, desbarata un poco su origen, con algún giro efectista, que en la novela es sutil, y en la película, algo forzado.
En definitiva, “Celda 211” aporta una revisión del eterno tema del hombre que se ve obligado a sobrevivir fuera de su medio, poniendo al límite sus capacidades. Una película muy recomendable, tensa y con sorpresas.
domingo, 10 de enero de 2010
Un tipo serio
Un tipo serio (A Serious Man, 2009)
Duración: 105 min. Director: Joel Coen y Ethan Coen. Guión: Joel Coen, Ethan Coen. Música: Carter Burwell. Fotografía: Roger Deakins. Reparto: Michael Stuhlbarg, Richard Kind, Fred Melamed, Sari Lennick, Adam Arkin, Aaron Wolff, Jessica McManus, Simon Helberg, George Wyner, Fyvush Finkel.
2009: Globo de Oro: nominado al mejor actor comedia (Michael Stuhlbarg)
La historia transcurre en 1967. Larry Gopnik, un profesor universitario de física, del medio-oeste americano, ve cómo su vida comienza a derrumbarse. Larry es un hombre bueno; un marido fiel y afectuoso, un padre entregado y un profesor serio, justo y correcto. Un buen día, todo empieza a ir mal. Su mujer le pide el divorcio. El amante de su mujer convence a Larry, que debe dejar el domicilio conyugal, por el bien de los niños y mudarse a un motel. Por otra parte, la carrera de Larry se ve amenazada por una serie de anónimos en los que le difaman, sin concretar nada. Además, su hermano, el cual vive en su casa, posee una extraña conducta y está escribiendo un misterioso tratado.
Los hermanos Coen, Joel y Ethan, nos traen una historia plagada de simbolismo, y de los clichés propios del judaísmo, con supuestos “toques” autobiográficos. La filmografía de este binomio de directores, rebosa un sentido tragicómico de la vida, una catástrofe tras otra. En sus películas, cuando todo parece que va mal, aún puede ir peor (“El gran Lebowski”, “Fargo” y “No es país para viejos”). Así acontece es esta ocasión. Una multitud de vicisitudes por las que tiene que pasar el protagonista, aceptadas con resignación y con cierta similitud con el “Santo Job”.
Arranca la narración con una especia de cortometraje, que induce a pensar que nos hemos equivocado de sala de proyección, aunque al final de la película queda cerrado el círculo narrativo.
El guión, por poner alguna pega a esta maravilla, no posee la destreza de otros títulos de la “dirección bicéfala”, pero las interpretaciones lo complementan.
Michael Stuhlbarg, en el papel de Larry, merece todos los premios que puedan darse a su profesión. El resto del reparto, actores muy solventes y expresivos, hasta para los papeles anecdóticos: Richard Kind (“Vías cruzadas”), Fred Melamed (habitual del cine de Woody Allen) y el veterano Adam Arkin (“Hitch”).
Una película con su antihéroe, como casi siempre en los Coen, pero con gafas de pasta. Un desfile de personajes extraños, raros, un par de sueños del protagonista, que superan muchas películas de la cartelera, la dicotomía entre el bien y el mal, y un desfile de rabinos transforman lo cotidiano, en algo excéntrico.
A pesar de tantas desgracias, es imposible no reírse de la mala suerte del “tipo serio”. Una dirección sobria y madura, para una película: Excepcional, recomendable y acertada.
domingo, 3 de enero de 2010
El erizo
“La soledad del erizo”
El erizo. (Le hérisson, 2009)
Duración: 100 min. Directora: Mona Achache. Guión: Mona Achache (Novela: Muriel Barbery). Música: Gabriel Yared. Fotografía: Patrick Blossier. Reparto: Josiane Balasko, Garance Le Guillermic, Togo Igawa, Anne Brochet, Ariane Ascaride.
Historia de un encuentro inesperado, entre algunos de los habitantes de un inmueble de la calle Eugène Manuel, en París. Paloma Josse, niña de once años, madura, crítica e inteligente, con un plan secreto. Renée Michel, portera discreta y solitaria, bajo su apariencia arisca. En realidad, una persona inteligente y cultivada, con un tesoro en su pequeño mundo: Una biblioteca. Y el enigmático señor Kakuro Ozu, un japonés, que acaba de mudarse al edificio.
Los erizos son seres con un mundo interior complejo. Rodeados de burgueses adinerados, aparentemente felices y extrovertidos, pero insatisfechos y arruinados en su interior.
Estamos ante una producción francesa, aunque, ante el recelo inicial por su procedencia, sólo tendremos elogios para este film. “El erizo” se basa en la novela “La elegancia del erizo”, de Muriel Barbery, best-seller, a la europea. Estos, suelen convertir lo narrado en una metáfora de algo más profundo y trascendente, como ocurre en esta ocasión. Frente a los americanos, donde priman la aventura y el entretenimiento.
En la mayoría de los casos, una película, no supera a la obra literaria, salvo algunas excepciones (“El padrino” Francis Ford Coppola, 1972, y “2001” Stanley Kubrick, 1962). Sin embargo, Mona Achache, la directora y guionista de esta película, ha conseguido acercarse a esos pocos casos.
“El erizo” contiene una gran potencia visual; la visión desde la cámara de cine, con la que graba Paloma, o las animaciones que recrean ensoñaciones de la niña. Así como la luz que poseen los pisos de los adinerados vecinos, eso sí, con cierta frialdad, frente a la penumbra acogedora de la biblioteca de la portera. Las alusiones literarias son constantes, y la llave la tiene León Tolstói, y su “Ana Karenina”, germen del que parte la relación entre personajes.
Josiane Balasko, como la portera, muestra una interpretación como pocas, capaz de manifestarlo todo con una mirada o un gesto. Cuando se enfrasca en sus libros, comiendo chocolate y acariciando a su gato León, transmite mucho más que todo el metraje de algunas superproducciones. Paloma, interpretada por Garance Le Guillermic, aparece sobria y contenida, como corresponde a una niña filósofa. Togo Igawa, que interpreta a Kakuro Ozu, actúa de manera muy poco expresiva y algo distante, suponemos que el papel así lo requiere.
En lo referente a la música, se tiene la impresión de estar oyendo la banda sonora de “American Beauty” de Thomas Newman, aunque, tras comprobar su autor, se descubre que la firma Gabriel Yared (“Cold Mountain” 2003). A pesar de su posible inspiración, aporta ritmo al relato, y enlaza transiciones entre escenas.
“El erizo”: Incomunicación, mediocridad, muerte y cultura. Soledad, y los mecanismos para poder evitarla.
Definitivamente, una gran película.
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