Duración: 100 min. Director: James Gray. Guión: James Gray, Ric Menello. Música: Varios. Fotografía: Joaquín Baca-Asay. Reparto: Joaquin Phoenix, Gwyneth Paltrow, Vinessa Shaw, Isabella Rossellini, Elias Koteas, Moni Moshonov.
Todo comienza en Brooklyn, donde Leonard, un joven con problemas emocionales, vuelve al hogar de su infancia, para reponerse, tras un intento de suicidio, de su última recaída.
Mientras trata de recuperarse, bajo la atenta mirada de sus preocupados padres, dos mujeres entrarán en su vida. Michelle, una bella y sensual vecina, con un halo de misterio que parece no encajar en el aburrido barrio donde vive Leonard, y la encantadora y sencilla Sandra, hija del nuevo socio de su padre. El amor de Leonard se debatirá entre la complicada y emotiva Michelle, y Sandra, la chica perfecta a ojos de su familia.
El director James Gray, quien se está forjando una sólida carrera cinematográfica, (“La noche es nuestra”, 2007), aborda una historia melodramática, con lirismo, pero rebosante de emoción. Un film que podría parecer romántico, y que, aparentemente se muestra amable, esconde un lado oscuro. Gray demuestra habilidad para cambiar de registro, como en este caso, pero se nota su fino estilo para relatar, con maestría y con una buena dirección de los actores, mostrando a un tiempo, cercanía y profundidad.
La puesta en escena denota melancolía, y un cierto ambiente desangelado, con tratamiento sugerente.
Película brillante, con un guión que firma el propio director, junto con un colaborador, Ric Menello, que se estrena con él en un film de altura.
Gray bien podría convertirse en un nuevo Coppola, si mejorara ciertos aspectos de la dirección, que parece que todavía se le van de las manos.
Salvando las distancias, recuerda a “Closer”, (2004), de Mike Nichols, con un planteamiento parecido: Amor, desamor, deseo, complacencia y amargura.
Joaquin Phoenix, (“Gladiator”, 2000, Ridley Scott), desarrolla un trabajo soberbio. Por fin un protagonista que lo es de verdad, que atrapa, engancha y es creíble. Una interpretación que transmite toda la desesperación, la incertidumbre, el desasosiego y la tristeza que requiere la historia.
Gwyneth Paltrow, belleza e inseguridad, en un extraordinario papel, que compensa otros títulos no tan acertados. Vinessa Shaw, está muy a la altura de las circunstancias.
Algo difícil con la gran presencia de Phoenix, y a pesar de poseer el papel más comprometido de toda la trama.
Amor y desidia, melancolía perpetua, desolación más difícil de asumir que las propias lágrimas.
Como Pablo Neruda decía: “Es tan corto el amor, y tan largo el olvido...”
Excepcional película: Unos actores que se desbordan en la pantalla, y, al final, un regusto amargo, que nos deja su huella, más allá de la la salida del cine.
Todo comienza en Brooklyn, donde Leonard, un joven con problemas emocionales, vuelve al hogar de su infancia, para reponerse, tras un intento de suicidio, de su última recaída.
Mientras trata de recuperarse, bajo la atenta mirada de sus preocupados padres, dos mujeres entrarán en su vida. Michelle, una bella y sensual vecina, con un halo de misterio que parece no encajar en el aburrido barrio donde vive Leonard, y la encantadora y sencilla Sandra, hija del nuevo socio de su padre. El amor de Leonard se debatirá entre la complicada y emotiva Michelle, y Sandra, la chica perfecta a ojos de su familia.
El director James Gray, quien se está forjando una sólida carrera cinematográfica, (“La noche es nuestra”, 2007), aborda una historia melodramática, con lirismo, pero rebosante de emoción. Un film que podría parecer romántico, y que, aparentemente se muestra amable, esconde un lado oscuro. Gray demuestra habilidad para cambiar de registro, como en este caso, pero se nota su fino estilo para relatar, con maestría y con una buena dirección de los actores, mostrando a un tiempo, cercanía y profundidad.
La puesta en escena denota melancolía, y un cierto ambiente desangelado, con tratamiento sugerente.
Película brillante, con un guión que firma el propio director, junto con un colaborador, Ric Menello, que se estrena con él en un film de altura.
Gray bien podría convertirse en un nuevo Coppola, si mejorara ciertos aspectos de la dirección, que parece que todavía se le van de las manos.
Salvando las distancias, recuerda a “Closer”, (2004), de Mike Nichols, con un planteamiento parecido: Amor, desamor, deseo, complacencia y amargura.
Joaquin Phoenix, (“Gladiator”, 2000, Ridley Scott), desarrolla un trabajo soberbio. Por fin un protagonista que lo es de verdad, que atrapa, engancha y es creíble. Una interpretación que transmite toda la desesperación, la incertidumbre, el desasosiego y la tristeza que requiere la historia.
Gwyneth Paltrow, belleza e inseguridad, en un extraordinario papel, que compensa otros títulos no tan acertados. Vinessa Shaw, está muy a la altura de las circunstancias.
Algo difícil con la gran presencia de Phoenix, y a pesar de poseer el papel más comprometido de toda la trama.
Amor y desidia, melancolía perpetua, desolación más difícil de asumir que las propias lágrimas.
Como Pablo Neruda decía: “Es tan corto el amor, y tan largo el olvido...”
Excepcional película: Unos actores que se desbordan en la pantalla, y, al final, un regusto amargo, que nos deja su huella, más allá de la la salida del cine.