jueves, 28 de mayo de 2009

The Code



Duración: 104 minutos. Directora: Mimi Leder. Guión: Ted Humphrey. Música: Atli Örvarsson. Fotografía: Julio Macat. Reparto: Morgan Freeman, Antonio Banderas, Radha Mitchell, Rade Serbedzija, Robert Forster.

“The Code” se adentra en el género de robos, que tan buenos títulos nos ha dado: “Atraco perfecto” de Kubrick, “Reservoir Dogs” de Tarantino, o más reciente “Ocean´s Eleven” de Steven Soderbergh (aun siendo un “remake”).

Keith Ripley (Morgan Freeman) es un ladrón a la vieja usanza: frío, calculador y fino en sus trabajos, que siempre atienden al "Código" de ladrones, basado en unas reglas que se derivan del propio subgénero: realizar el robo, compañerismo entre ladrones y jamás colaborar con la policía. Gabriel Martín (Antonio Banderas) es un “buscavidas”, un ladronzuelo sin ambición. Por azar, ambos personajes se asociarán para robar dos huevos de Fabergé custodiados con los más modernos sistemas de seguridad. Paralelamente, como siempre, la policía acechará a ambos.
Lamentablemente esta película sólo es una más, entre tantas películas de robos, sin mucho que ofrecer, con escenas que van del exceso fílmico a otras con patente tosquedad. Un guión firmado por Ted Humphrey, simplón, con ausencia de los preparativos elaborados y sofisticados, sin tensión, ni giros insospechados (que es lo que se espera de este tipo de películas). Creemos que la trama está muy desaprovechada cediendo el lugar a los grandes tópicos. La directora, Mimi Leder, ha vuelto a la desafortunada fórmula de otra de sus películas, “El pacificador”, un reparto de estrellas, el juego entre protagonista masculino joven y guapa acompañante, pero falto de ideas y sentido del ritmo.

Morgan Freeman, el oscarizado por “Million Dollar Baby” de Eastwood, no está a la altura de su estatuilla, ni de lejos. Antonio Banderas, sigue en su nivel acostumbrado. Cumple con su trabajo, pero parece no saber desplegar otro papel que el de sí mismo: Estático, muy plano, se le ve siempre igual en cada película; sólo cambia la trama o el personaje que interpreta. Por otra parte, no sabemos qué fuerza impulsa a directores y músicos para que suene una guitarra española cada vez que Banderas hace su aparición. Radha Mitchell no logra otra cosa que compensar el reparto masculino y, de paso, “lucir palmito”, dado que no aporta nada a la película. Aunque consideramos que está bastante desaprovechada.
Las interpretaciones resultan faltas de carisma, no sabemos si por ausencia de una buena dirección, o por los propios actores, que no hacen creíbles a los personajes.

En el reparto también tenemos al veterano Robert Forster interpretando al policía, y a Rade Serbedzija que vuelve a desempeñar su sempiterno rol de mafioso ruso.

En definitiva, una película en ocasiones soporífera, con fallidos toques de humor y fácilmente predecible. Derivará seguramente a DVD para tardes de domingo. Y nunca lo suficientemente digna para emprender el rito que supone ir al cine.