jueves, 8 de abril de 2010

Psicosis


Psicosis (Psycho, 1960)

Duración: 109 minutos. Director: Alfred Hitchcock. Guión: Joseph Stefano (Novela: Robert Bloch). Música: Bernard Herrman. Fotografía: John L. Russell (B&W). Reparto: Anthony Perkins, Janet Leigh, John Gavin, Vera Miles, John McIntire, Martin Balsam, Simon Oakland, Patricia Hitchcock.
Una joven secretaria, tras cometer un robo, se marcha de la ciudad y conduce durante horas, parando para descansar en un pequeño motel de carretera, regentado por un joven llamado Norman. Todo parece normal y tranquilo en el apartado motel y en la casa de al lado en la que viven Norman y su madre pero, mientras está en la ducha, la joven es asesinada salvajemente a cuchilladas.
No, no se ha estrenado esta película. Tampoco se ha hecho ninguna revisión, o nueva versión. Estamos hablando de una de las grandes joyas del cine: “Psicosis” que ha cumplido su 50 aniversario.
A estas alturas no vamos a descubrir las grandes interpretaciones de Anthony Perkins en el papel de Norman Bates, o Janet Leigh, que es asesinada casi al principio de la película.
Alfred Hitchcock rodó esta película con un presupuesto ajustado, y utilizando exteriores de Arizona y los Universal Studios. El rodaje sólo le llevó un par de meses, con una planificación rigurosa y medida. La secuencia más conocida, de la ducha, en la que Bates acuchilla a Marion Crane en la bañera, tras las cortinas, es una muestra de cómo se puede llegar a mostrar un asesinato, un acuchillamiento, sin que el arma homicida llegue a rozar el torso de la actriz. El grandioso montaje, siete días de rodaje y setenta posiciones de cámara, para un resultado de 45 segundos, da muestra de la maestría de este gran director. De obligada lectura, para los amantes de Hitchcock, y del séptimo arte, es la entrevista de Truffaut al director, donde se relatan algunos de los más significados “trucos” o estrategias mentales para engañar a la mente utilizadas por este director.
Es puro Hitchcock, en toda la película, con un suspense y una dosis de intriga que hacen legendarias algunas de sus escenas. Es una película irrepetible, aunque algunos se atrevieron a realizar secuelas, y otros, más osados, hasta un “remake” (“Pyscho”, de Gus Van Sant, 1998).
Creemos que esta película no pierde vigencia, que es todo un manual de cómo comenzar una película, desviar la atención, y acabar viendo otra trama, y otro camino que no era el esperado. Por no decir, que Hitchcock posee la habilidad como director, de no recurrir al susto inesperado, y sí introducir el factor miedo en el espectador. Muchos directores actuales deberían aprender de esta película. Y nosotros disfrutemos del 50 cumpleaños de una gran obra cinematográfica.