Cine y Educación
Tal
como están las cosas, (futuras masificaciones en las aulas…, recortes
de profesorado…), lo más necesario para cualquier sociedad, es potenciar
el sistema educativo, invertir en “materia gris”, para que las
generaciones siguientes estén más preparadas, y con mayores recursos
para desenvolverse. Los maestros y profesores, juegan un papel muy
importante en la sociedad, como transmisores de la educación. El cine,
como no podría ser de otra manera, ha mostrado en numerosas ocasiones,
cómo un solo educador puede transformar, en un aula, a cualquier alumno,
cambiar su vida y la de aquellos que lo rodean. Se inculcan valores,
ideas, además de un currículo oficial. Los maestros y profesores, en el
cine, normalmente se han retratado como personas que poseen vocación, y
que quieren transformar el mundo, desde un aula. Para hablar de cine y
educación, tenemos que establecer el esquema base: Profesor nuevo y
joven, conflicto, y, por supuesto, cambio de metodología, para resolver
el conflicto. Sin olvidar que chocarán siempre con el sistema, la
acomodación de otros compañeros, y la escasez de recursos para llevar a
cabo su labor.
“Adiós, Mr. Chips”,
de 1939, adaptación de la novela de James Hilton, fue dirigida por Sam
Wood. Un film que recorre magistralmente la vida de un joven profesor,
desde que llega con timidez a la escuela de Brookfield, hasta
convertirse en un modelo de vocación y revolución intelectual para sus
alumnos, carismático y respetado.
“El club de los poetas muertos”, dirigida
por Peter Weir, con Robin Williams a la cabeza del reparto, encarna un
profesor que vuelve a su colegio. Rompe con el ritual de la primera
clase y el sistema de laclase magistral. Chocará con la vieja escuela, una escuela, que no enseña a pensar, ni a ejercer la reflexión crítica, sólo ser meros portadores de información, para repetir conocimientos.
“Hoy empieza todo”, es una película que aborda la responsabilidad social de la escuela, el compromiso
con la comunidad y con la humanidad. Algo más que el derecho a la
educación, por Ley, o por una norma administrativa. Bertrand Tavernier
rodó en estilo documental una crítica de la indiferencia y
burocratización del sistema educativo, y de la asistencia social.
Desarrolla la idea de que la responsabilidad, en la escuela, es de todos
los integrantes de la comunidad educativa.
“La clase”, de
Laurent Cantet, mostró un curso escolar, un aula con adolescentes de un
barrio conflictivo de París. La convivencia entre alumnos que no tienen
interés, y profesores que luchan por mantener el entusiasmo por educar.
Interesantes batallas verbales, una apuesta por la inteligencia del
alumno, el respeto a sus ideas y aprender sin darse cuenta.
“La Ola”,
(Die Welle): Interesante experimento educativo en un instituto alemán,
con consecuencias trágicas, que muestra la necesidad de recurrir a la
memoria histórica. Dennis Gansel, el director y guionista, se basó en la
novela de Todd Strasser, adaptándola a nuestros tiempos, con una
pregunta clara a los alumnos: “¿Creéis que podría repetirse una
dictadura en Alemania?” El resultado, es un experimento educativo
impresionante. Cómo la indiferencia y la pasividad, pueden convertirse
en fanatismo. Cómo el sentimiento de grupo, poder y superioridad, puede
justificar cualquier acto, y hacer surgir un movimiento dictatorial, sin
que los propios implicados adviertan su totalitarismo.
Dejamos
en la memoria películas como “American History X”, “La lengua de las
mariposas”, “Cadena de favores”, “Descubriendo a Forrester”, “Cero en
conducta” (Jean Vigo), “Mentes Peligrosas”, “Rebelión en las aulas”
(James Clavell), o alguna con tintes cómicos: “El sentido de la vida”
(Monthy Python).
Apostamos por el cine como medio para educar, y apostamos por la educación como generadora de bienestar y cultura.
Guillermo Pérez Pérez
Crítico de cine, y maestro de Primaria.